*Colombia en la olla o en la matrix, porque no aprendió a pensar* Por Miguel Chajín Flórez. Sociólogo

*Contenido*

–*Por qué la educación embrutece*.

–*Un ejemplo de la estupidez y el idiotismo: Uribismo y petrismo*.

–*Un antídoto para sacar a Colombia de la olla y de la matrix*.

–*Pensar y repensar la Sociología*.

*POR QUÉ LA EDUCACIÓN EMBRUTECE*

Colombia está en la peor de sus crisis, porque la “inteligencia nacional” está en su peor momento; el pensamiento lógico está en un nivel extremadamente bajo, y se aparta de la realidad. Ya hay profesores universitarios que perdieron la diferencia entre lo objetivo y lo subjetivo, entre la razón y los deseos, entre conocimiento válido y opinión, e insisten en llamar ciencia a sus fantasías, sin tener una remota idea de la ciencia, su diferencia con la ideología, y las características y límites de todos los tipos de conocimiento, y quienes no piensen conforme a sus disparates son negacionistas “conspiranoicos” o esquizofrénicos, siendo que no sólo están incurriendo en anomia y perversión sino en graves problemas mentales. Si eso pasa en las universidades, no puede ser mejor fuera de éstas.

No es casualidad que, en pruebas internacionales de saber, Colombia quede en último lugar. Lo paradójico, es que esta incapacidad o incompetencia no tiene que ver con el conocimiento, o la información, sino con las castraciones de lo cognitivo, habilidades o procesos  de pensamiento, inferencias lógicas, o racionalidad; no se trata entonces de ignorancia, sino de algo peor, que puede ser insultante la manera cómo se define, pero es estupidez, que si se le agrega lo que Agustín Laje llama idiota, el diagnóstico y pronóstico es la muerte de la racionalidad.

Obviamente la pérdida de la inteligencia y en consecuencia la pandemia de estupidez e idiotismo, ha sido un proceso de “deconstrucción” de la cultura hegemónica, como lo llaman esos perversos, que abanderan la postmodernidad, al mismo tiempo que tratan de imponer un orden mundial comunista, de tipo distópico, donde las drogas, sexualidad sin límites y consumo digital, sea el único sentido de la vida, mientras que una élite mundial peor que ellos destruyen la civilización judeocristiana, por lo que llaman nueva normalidad, nuevo orden mundial y gran reseteo.

Las cosas han llegado a este extremo debido a que la educación ha tarado a las personas, pues este mal afecta por igual a los intelectuales, como a los no escolarizados, ya que, al no discernir y pensar críticamente, y carentes de los valores de la cultura judeocristiana, que subyace al mundo occidental, aún sin saberlo, la persona pierde su autonomía personal, criterio propio, y adopta las ideas de un gran otro, que procesa, edita o piensa por él; así que está sumergido en una matrix sin saberlo.

Gran parte de la tragedia colombiana se encuentra en la educación castradora, que adoctrina, en vez de compartir saberes que se discutan, que sean objeto de reflexión permanente, que intenten y exijan probarse o validarse, por lo que ha prevalecido la copia, la memoria, el discurso único del docente, con un currículo oculto controlado desde la UNESCO (ONU), que es instrumento de la élite mundial, cuya agenda como la de los Objetivos de Desarrollo Sostenible encubren una perversa dominación. Pocos entenderán, por ejemplo, la conexión de Julian Huxley con Aldous Huxley, en esa agenda de dominación mundial; obviamente al colonialismo intelectual se le agrega algo peor como la corrupción moral, y una sociedad corrupta como la colombiana no podía escapar de ser un laboratorio más de esa élite mundialista o globalista, porque carece de todo lo que pudiera impedir su implementación. Si nos quejamos de un presidente corrupto, de un congreso corrupto, de jueces corruptos, de militares corruptos, hay que ir a las iglesias, escuelas, colegios y universidades, donde aprendieron a serlo, y hay que entender que es la sociedad corrupta quien elige o promueve ese estado de cosas.

Por qué nos va a sorprender que buena parte de los colombianos no entiendan lo que leen y eso es peor que no leer; no diferencian lo válido de lo falso, lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, porque no han desarrollado capacidades mentales para detenerse a pensar, meditar, contrastar, relacionar conceptos y hechos, y esto los hace presos de las manipulaciones de profesores, medios de comunicación, líderes religiosos, influenciadores, etc.

*UN EJEMPLO DE LA ESTUPIDEZ Y EL IDIOTISMO: URIBISMO Y PETRISMO*

En política, el resultado es que el país se está perdiendo en manos de quienes pretenden ser los salvadores o mesías, que son los mismos que lo tienen postrado, debido a la incompetencia mental de la mayoría.

Eso lleva a que se crea que Uribe o Petro sean la salvación de Colombia, siendo que ambos son por igual la evidencia de la peor opción de país que pueda pensarse. Por eso, para la mayoría, si no es Uribe es Petro y si no es Petro es Uribe, siendo que con ambos se está perdiendo este país, por incapacidad mental y moral.

La única esperanza para Colombia es dejar de pensar el país desde la falsa dialéctica Uribe-Petro, que por cierto es la estrategia del engaño que en otro tiempo fue llamado patria boba, pues antes de Uribe-Petro, o derecha- izquierda, capitalistas-socialistas, eran liberales-conservadores, centralistas- federalistas, y hoy parece que sólo unos pocos entienden que ambos lados son controlados por una élite que en estos momentos está a un paso de esclavizar a toda la humanidad, con el llamado gran reseteo, poscapitalismo de la vigilancia, capitalismo digital, comunismo del nuevo orden mundial, gobierno del anticristo, entre otros nombres, para una misma cosa, que se gesta y controla desde la judeomasonería, en la ONU, Foro Económico Mundial, Club Bilderberg, etc.

Si se pensara si quiera un poquito, por ejemplo, muchos encontrarían que los que se dicen conservadores y otros grupos políticos que se llaman cristianos, son incongruentes o disonantes, con sus ideologías y doctrinas; pueden tomarse el trabajo de indagar cómo ha sido su comportamiento político en los últimos años y verán que tan distante están de lo que dicen ser o representar.

En el caso de Uribe y Petro, ambos son servirles a los globalistas, o gran hermano, que promete que para el 2030 no tendrás nada y serás feliz. Ambos son títeres de los fabricantes de pandemias, de falsas vacunas, de semillas transgénicas, de la banca internacional, de los abanderados de la llamada cuarta revolución industrial, de los calentólogos del desarrollo sostenible y el decrecimiento, de los que están destruyendo a la familia con la ideología de género. Ambos son títeres de los intereses de transnacionales que manejan la Matrix del gran reseteo, de los que digitalizarán el mundo para controlarlo totalmente.

El precio de la falta de inteligencia e ignorancia que ésta genera, especialmente producida cuando se carece de valores, es la esclavitud.

Así que Colombia está también a un solo paso de caer para no levantarse más, bajo el liderazgo del Petrouribismo o Uribepetrismo, pues en el fondo fondo son lo mismo, pero pocos lo entienden. La supuesta lógica es que si uno de los dos es bueno el otro es malo; esto les impide pensar que ambos son malos, y que pensar en un menos malo es lo que justifica permanecer en un círculo vicioso.

Para los cristianos es más fácil entender esa tara, aunque ya me he desgastado con supuestos cristianos petristas que no entienden que Petro es promotor de la pedofilia, y entre sus respuestas obtengo las mil acusaciones contra Uribe, o las grandes promesas de Petro en la transformación de la Guajira. Así que la corrupción mental y moral están ligadas a la estupidez y el idiotismo, pero más profundamente se trata de un problema espiritual; nada más confrontar los discursos de Petro como candidato con lo que hace desde que fue elegido, para encontrar sus incongruencias, pero eso no es suficiente razón para quienes han dejado de pensar.

Por estos días que bajó la popularidad de Petro, y más de una decena de indicadores de cómo va el país bajaron aún más, según la encuesta Invamer, representaciones que se correlacionan por la inminencia del socialismo castrochavista, que ya no es falsa propaganda, emerge con más fuerza la resistencia de una parte de la sociedad civil, representada por las Reservas de las Fuerzas Armadas y por muchos grupos de cristianos católicos y evangélicos; esta tensión lleva a que Uribe sea nuevamente el falso mesías que frustre romper con la falsa dialéctica derecha- izquierda, pues así como  traicionó la voluntad popular en el NO a los Acuerdos de La Habana, para entregarle el país a las Farc, ahora es nuevamente el salvador de la izquierda globalista, en caso que ya sea insostenible que Petro se mantenga en el poder.

 Lo que está intentando hacer Uribe, a través de María Fernanda Cabal es impedir que las Reservas de las Fuerzas Armadas y un grupo de cristianos católicos y evangélicos, asuman ser una “tercera” fuerza política del país, de  tal manera que el petrismo por estos días ataca el uribismo, como una forma no solamente de afianzar su influencia, bajo el amparo de la milicianización de Colombia, a la vez que Uribe resulta ser el as bajo la manga de la izquierda globalista, para seguir teniendo control político de Colombia. La idea es que la falsa oposición de Uribe a Petro permite que Petro avance, mientras que Uribe le cuida la espalda, para que no le dañen el plan de entregarle el país a la élite mundial.

Si algo tiene de inteligente, como de perversa, esa dialéctica, es que entre más se polarice el país entre esos actores más lo precipitan al mismo abismo, pues son los mismos con las mismas. Si gana uno no pierde el otro, y así se engaña la mayoría, que viven en la misma olla o matrix, que es una tragicomedia, mientras que esos perversos disfrutan del juego, de cómo se aniquilan entre sí sus ingenuos seguidores o militantes, mientras cumplen la agenda del Nuevo Orden Mundial.

Así que entre más se debilita Petro la falsa dialéctica del uribismo asegura que el país siga su camino de entrega a los poderes del globalismo. Quienes siguen los pasos de las Reservas pudieron darse cuenta que en la primera convocatoria de marcha de este año fue María Fernanda Cabal quien la frustró, cambiando la fecha, y en la segunda convocatoria pescaron en rio revuelto, para hacerle ver al país que la movilización popular fue del uribismo, cuando en realidad no fueron los organizadores ni protagonistas principales. Así que el Uribismo es el Caballo de Troya del comunismo en Colombia.

De la misma forma que tengo años de decir que Marx era satanista, y que las Farc practican públicamente santería y chamanismo, y le rinden culto a la Pachamama, cosa que un marxista clásico rechazaría, y que todavía no he recibido la primera respuesta de ninguno de estos supuestos materialista dialécticos, que repiten como loros que la religión es el opio de los pueblos, de esa misma manera Ricardo Puentes Melo, entre un puñado de periodistas y analistas políticos, y ex miembros del Centro Democrático, descubrieron el doble juego de Uribe como un agente del Estado profundo, que dice representar la derecha, cuando también es agente de la izquierda, al igual que Juan Manuel Santos y Duque, sin los cuáles las Farc no estarían en el poder, y llevan años denunciando a Uribe sin ser escuchados, debido a que Uribe y Petro son como dioses de las religiones políticas, que les impiden al colombiano común ver la realidad por fuera de ellos, como si todo el país político se resumiera en dos personas.

Mientras que el país no entienda que Uribe y Petro están del mismo lado y que sirven al globalismo, seguirá siendo la violencia la fuerza persuasiva para que finalmente Colombia esté en manos del llamado Nuevo Orden Mundial. Salir de la olla y de la matrix es volver a pensar a Colombia por fuera de ellos.

*UN ANTÍDOTO PARA SACAR A COLOMBIA DE LA OLLA Y DE LA MATRIX*

La “hipótesis” principal de la decadencia o pobreza mental de Colombia se le debe a que las instituciones, grupos u organizaciones, que promueven valores de la sociedad, como las iglesias, que es el caso del catolicismo y las iglesias protestantes en Colombia, con siglos de diferencias en su labor “evangelística”, nunca promovieron el estudio personal de la Biblia, sino que cada una le impuso su propia interpretación del cristianismo, castrando o limitando el pensamiento de las demás personas, como si cada persona ante Dios no tuviese la misma capacidad de entendimiento, lo que llevó a los sacerdotes, teólogos, maestros y pastores a que generaran dogmas, adoctrinaran, e incluso fuesen permisivos con sincretismos religiosos, deformaciones de la Biblia, como la Teología de la liberación, la Teología de la prosperidad, fomentaran el paganismo, se aprovecharan económicamente de las ovejas, y entregaran a los creyentes en manos de otros lobos de la política.

Tanto los creyentes que satanizan la política y la ciencia, como los que politizan el cristianismo, les han impedido a los colombianos pensar por sí mismo y que puedan identificar los valores comunes entre católicos y evangélicos, que permiten el libre albedrío, la objeción de consciencia, el compromiso con derechos y deberes de los ciudadanos, el estudio profundo de las cosas; y en lo educativo estas organizaciones son mecanismos de alienación, más que de liberación del ser humano. Lo anterior no niega que existan grupos de católicos y evangélicos fieles al cristianismo, pero lamentablemente son una minoría, aunque tengan diferencias doctrinales, sobre la persona de Jesucristo, la salvación y las obras de la fe, que escapan a este ensayo.

El principal antídoto para sacar a Colombia del oscurantismo religioso es que todo cristiano estudie la Biblia, y no dependa de los teólogos, pues, aunque Dios mismo dispone que existan maestros, la mayoría de los que ejercen esa función son falsos maestros o impostores, debido a que la relación con Jesucristo es personal y la revelación de las Escrituras es una tarea del Espíritu Santo que mora en el creyente que recibe a Cristo como salvador; así que es una gran herejía de muchas iglesias que el Espíritu Santo sea sacado de la relación personal del creyente con Dios y sea reemplazado por el sacerdote y/o pastor. 

El segundo antídoto para sacar a Colombia de la olla y la matrix, porque no aprendió a pensar, es promover una transformación de la educación, a partir de una pedagogía del pensamiento, que se centre en el desarrollo de la capacidad de pensar, y por tanto en lo cognitivo, más que en lo cognoscitivo e información; pues la educación prohibida es aquella que motiva al estudiante para que indague por sí mismo, que no trague entero, que observe todo, relacione todo, pruebe todo, reflexione sobre todo, que toda teoría, conceptualización sea objeto de crítica; que también pueda ser animado a construir sus propias respuestas o interpretaciones de la realidad.

No se trata de aprender a aprender, se trata de aprender a pensar, pues cuando se aprende a aprender el conocimiento es dado para que el estudiante lo adquiera, desde algún estilo de pensamiento, pero eso no garantiza que el estudiante pueda ir más allá cuestionando todo, y mucho menos busque construir conocimiento.

La gran preocupación en colegios y universidades por estos días es enseñarles a los estudiantes a manejar pruebas de conocimiento, como si eso fuera alguna solución para un país que no sabe pensar; la inteligencia artificial puede resolver cada una de las preguntas de esas pruebas, pero cuando el profesional se encuentra con la realidad y la solución de problemas, la información es insuficiente y lo que más cuenta es la inteligencia y habilidades del pensamiento, porque para resolver problemas desde la diversidad de contextos y circunstancias de la vida, no sirve la inteligencia artificial; así que si algo hace inservible las pruebas de conocimiento es la inteligencia artificial. Esas pruebas son mecanismos de castración mental, pues saber más de algo no soluciona nada; reproduce la educación bancaria, centrada en la memoria, la ingeniería social y el adoctrinamiento.

De otra parte, es un mito creado por los manipuladores del mundo, que entre más se lee, o avanza en la escalera educativa, la inteligencia se desarrolla; si fuera así no fuesen los más escolarizados, europeos, norteamericanos y canadienses, quienes promovieran la ideología de género, donde no se sabe qué puede ser peor, si la perversión, o total estupidez e idiotismo a la que puede llegar el ser humano.

¿Para qué sirve leer más si no se entiende lo que lee; si no hay capacidad crítica y creativa frente a la lectura? ¿Qué sentido tiene enseñar a los estudiantes a resolver pruebas de conocimiento, cuando sería mejor fomentar habilidades de pensamiento, para que entienda lo que leen?, pues si no entienden las preguntas tampoco buscarán las respuestas más adecuadas; de esta forma, sería más adecuado fomentar la comprensión lectora y las habilidades de pensamiento como las estrategias más adecuadas para preparar a los estudiantes en las pruebas de conocimiento. 

Algunos dirán que hay estudios que correlacionan el entrenamiento de las pruebas y su rendimiento; eso es innegable como que los animales pueden amaestrarse y hacer que hagan lo que se les pida, y en eso consiste precisamente la agenda de volver estúpida a la humanidad, condicionándola, para poderla dominar. Por eso no hay mayor revolución para Colombia que entender que la gran tragedia nacional es que no estamos pensando, y que si aprendemos a hacerlo sacará al país de la ruina en la que está, y el futuro distópico que le espera.

Colombia está en la olla y en la matrix del pensamiento, porque este país no tiene un proyecto de nación; está perdido entre la interculturalidad, no sabe realmente cómo puede integrarse el conocimiento para construir una nación con pensamiento propio, superando el colonialismo intelectual, especialmente el europeo, decadente, y que la mejor muestra y prueba de su ocaso es la ideología de género.

Los llamados países desarrollados perdieron gran parte de su capacidad de pensar, y eso es lo que permite que estén en las manos de las élites perversas que controlan la ONU y el Foro Económico Mundial; sin embargo, creer que se puede para poder lo que se quiere, es el principal reto de los colombianos, pues nos vendieron la idea que somos subdesarrollados, y que los negros e indígenas son inferiores, que los colombianos somos ignorantes, que los que saben vienen del norte, etc., y lo peor de todo es que hemos creído esas ideas que impiden el pensamiento propio.

 Si el colombiano no aprovecha como oportunidad que gran parte del mundo “desarrollado” dejó de pensar, entonces perecerá también con ese mismo mundo. Todavía Colombia sigue en la olla de ser un macondo, lleno de mezclas entre realidad, mitos e imaginación, folclor y academia colonizada; pero continuar así sólo asegura seguir siendo el patio trasero de los países ricos y las élites mundiales.

Desafiar el pensamiento para construir un nuevo tipo de sociedad es algo que a pocos se les ocurre pensar, presos por el falso dilema de volver al país de Uribe, o seguir la ruta de psicópatas como Gustavo Petro, siendo que todos esos caminos conducen al Estado mundial de los globalistas.

*PENSAR Y REPENSAR LA SOCIOLOGÍA*

Pensar la Sociología desde lo dialógico es un paso importante para superar los cuellos de botella que tiene el mundo, y Colombia, que no se sabe si es la tapa o el fondo de esa botella. No es el propósito de esta reflexión la sustentación de una Sociología dialógica, pero sí presentarla como una alternativa para entender la realidad social, no exclusivamente desde sus contradicciones, como lo hace el marxismo, sino desde las relaciones sociales, donde el individuo no desaparece, ni se diluye, ni es determinado por las fuerzas externas de lo económico, político, social, cultural, ambiental, etc., para superar el mito de la Sociología sin personas, despojadas de sus capacidades y talentos, frente a un todo social, condiciones externas, hechos sociales, o colectivismo metodológico, que constriñe y anula a la persona individual, quitándole la libertad y la autonomía, como si pudiera existir sociedad sin individuos; pero tampoco la sociedad es una sumatoria de individuos, y no existe lo uno sin lo otro; esto es fácil de entenderlo con preguntas tan elementales como ¿pudiera existir el marxismo sin que hubiese existido Marx, o cristianismo sin Cristo? ¿Acaso puede probar la Sociología que Cristo y Marx son construcciones sociales de la época, que se elaboran de la misma manera que se fabrica un artefacto o diseña un programa digital? Si esto fuese así Cristo hubiese sido el Mesías político que el pueblo hebreo esperaba, pero no solamente no aceptó convertirse en rey de esa manera, sino que generó un reinado totalmente distinto e inesperado, aunque anunciado miles de años antes de su nacimiento.

¿Cómo probar por vía lógica y/o empírica que los individuos son productos sociales, especialmente cuando los individuos se oponen a sus contextos? ¿Cómo entender que quien escribe este ensayo fue marxista y luego cristiano?

La sociedad es un entramado de relaciones, de diversos tipos, y no es cierto que lo económico sea determinante, siendo que es imposible entender lo económico sin lo cultural, lo político y ambiental, pues las relaciones sociales son multidimensionales, y en todo caso, cualquiera que sean las variables sociales, implican diversos tipos de saberes, conocimientos, representaciones y racionalidades; por lo que el fundamento de lo social es la razón y las mentalidades, más que el cuerpo y sus apetitos, pues es el hombre, individual y colectivamente, quien decide cómo satisfacer sus necesidades; y los objetos y satisfactores no son los mismos para las mismas necesidades.

Y en las transacciones humanas de doble vía, desde lo colectivo o macro, que es externo al individuo, y desde el individuo hacia lo colectivo, no solamente hay conflictos sino también pactos, acuerdos, contratos explícitos o implícitos para producir y reproducirse, así sea que la supervivencia humana, se produzca en un mínimo de acuerdos, debido al poder y el miedo.

Lo que hace que existan las relaciones sociales son las acciones motivadas de los individuos, así que el individuo no es un objeto de la sociedad sino su principal sujeto; si fuese objeto, entonces no piensa; si es sujeto, es persona, y por tanto racional; por tanto la principal sustancia de la sociedad es el pensamiento y no los productos del pensamiento, como la cultura material, o cosas que se crean para su supervivencia y desarrollo, según se conciba. De allí el gran peligro de la ideología de género, pues lo que buscan las élites globalistas es despojar de razón al ser humano, y eso es obviamente esclavizarlo.

La sociedad puede medirse por su cohesión social, que es el nivel de integración de las relaciones sociales frente a los conflictos, siendo la integración el numerador y los conflictos el denominador, entendiendo que la sociedad con un mínimo de cohesión es aquella en la que su integración pesa lo mismo que los conflictos; obviamente, eso significa darle la vuelta a lo que prevalece en el mundo o en Colombia, donde hace carrera que para resolver los conflictos hay que acudir al odio y la violencia, que es lo que hace irracional la dialéctica marxista, pues es precisamente lo inverso lo que debe hacerse, y eso es un claro aporte de los valores del cristianismo, cuando plantea el amor y la ley como referentes de las relaciones sociales, y no el odio y la lucha de clases.

*Pensar la Sociología desde una Sociología para pensar* es el propósito de la Sociología dialógica, como una teoría que no sólo estudia las relaciones entre las formas o tipos de pensamiento, con las cosas simbólicas y materiales que se producen, sino también la relación de los individuos con sus contextos. En esa interacción hay conflictos, pero también negociaciones, y desde esa perspectiva se pueden construir nuevas maneras de pensar un país como Colombia, que parece estar en la olla y en la matrix, debido al odio, la exclusión, el egoísmo, la violencia y la indolencia, pero que también pudiera pensarse desde la integración social, la solidaridad, cooperación, el reconocimiento del otro, los límites personales y las normas, y especialmente la trascendencia humana desde el amor.

Pensar la Sociología desde los valores cristianos no es catequizar o ideologizar la ciencia, sino reconocer que, en todo acuerdo, pacto, contrato social, hay partes, y las partes deben ser reconocidas como sujeto de derechos, pero nunca violentando el derecho de los demás, siendo que estos demás son la mayoría. Y lo que vemos con asombro en el mundo y en Colombia es la tiranía de pequeños grupos, que pretenden imponer sus propias maneras de pensar, destructivas, envilecedoras, corruptas o perversas, como una nueva normalidad, quitándole incluso su naturaleza, como ocurre con la ideología de género, que es el equivalente de una bomba atómica de lo social, para destruir al individuo como principal actor social;  y es allí donde el cristianismo se constituye en una traba o en obstáculo para esos planes de esclavizar a la humanidad.

La axiocracia, o gobierno basado en valores, como fundamento de las normas sociales y de las instituciones es un referente alternativo frente a la democracia, para rescatarla de las formas representativas de entender el poder, para empoderar lo participativo desde la responsabilidad de las personas con su vida y sus relaciones; de otra parte, el asociativismo es un enfoque dialógico de la economía, como forma de integrar o cooperar entre actores económicos, sin que tenga que desaparecer la propiedad privada, sino generando empresas sociales, o de economía social, como una manera de limitar los excesos de las formas capitalistas tradicionales de explotar, expropiar, y aprovecharse del débil, que genera obviamente más conflictos que soluciones para la vida, la supervivencia  y el desarrollo social; y por último, para superar la crisis de la civilización occidental, puede construirse el camino de la exmodernidad, para salirse de las trampas de la postmodernidad y la modernidad, desde las articulaciones entre lo individual y lo colectivo, el conocimiento y los productos,  donde el Estado, la patria, la nación, el ciudadano, no desaparece, frente al intento de las élites mundiales por imponer un Estado mundial, anulando las soberanías nacionales, imponiendo relatos únicos sobre las culturas nacionales, desnaturalizando el ser humano, con la ideología de género, para imponer el transhumanismo, que es convertir al ser humano en objeto, dentro de la internet de las cosas, metaverso, capitalismo o comunismo digital, etc., que es el plan de la Agenda 2030, que está imponiendo la ONU al mundo, a través de los grupos de poder económico, político y religioso, empeñados en lo que ellos llaman Nuevo Orden Mundial y los cristianos reconocemos como gobierno del anticristo.

No es posible empoderar la sociedad civil frente al Estado sin que el ciudadano sea respetado como sujeto autónomo y ciudadano, así que la única revolución deseable para Colombia es aquella que aproveche la crisis generadas por las minorías sociales, que desde el poder, como capitalistas y socialistas, se encuentran enfrentadas, despojando a los pobres, pues ambos sistemas son canibalistas y depredadores, por lo que debe construirse un enfoque de pensar la sociedad colombiana trascendiendo  las maneras violentas de los actores tradicionales de conflictos, y asumir con plena responsabilidad una nueva manera de entender la sociedad, el país, su soberanía y sus potencialidades. Obviamente en esta síntesis no cabe ni el país de Uribe ni el de Petro, así que es necesario volver a pensar a Colombia por fuera de ellos.

Si se quiere pensar desde las clases sociales esta revolución debe ser liderada desde la clase media, pues esta clase despreciada por Marx, como pequeña burguesía, donde nos encontramos los educadores, los profesionales, los pequeños empresarios, los pequeños productores agrícolas, artesanos, técnicos en reparaciones, taxistas y mototaxistas, entre los millones de autoempleados, emprendedores, que no se sienten representados por los capitalistas salvajes ni los socialistas depredadores, pues ambos sistemas son manejados por élites nacionales al servicio del capital transnacional y pequeños grupos, que manejan el mundo como si todo les perteneciera.

El problema con esta perspectiva es que muchos no creen, y si lo ven razonable piensan que es idealismo, y que no puede materializarse, o mil excusas más, sin entender que los problemas humanos no se resuelven solos, que quienes han manejado el país seguirán haciéndolo, si la sociedad misma no asume el control, y que el país que pretende construir Petro no será mejor que Venezuela ni Cuba. Pero no hay nada más irracional que el odio, el temor y la indolencia. Así que la base emocional del país que se alimenta del odio, el temor y la indolencia, prima sobre la racional, y obviamente se cosecha lo que se siembra.

Es muy difícil que una sociedad que se ha negado a pensar despierte ahora, cuando gran parte de sus intelectuales y religiosos viven inmersos en la matrix que los dueños del mundo han fabricado para todos. La única forma de salvarse es pensando, incluso esto aplica para el cristianismo, pues la fe cristiana es totalmente racional.

Estamos a pocos días de una gran marcha nacional liderada por las Reservas de las Fuerzas Armadas, grupos de cristianos católicos y evangélicos, que proponen un juicio político al presidente con el apoyo de un cabildo abierto nacional; esto es un acontecimiento histórico para el país; sin embargo, la peor debilidad de ese gran movimiento no es que Petro pueda incendiar al país con las Farc, los milicianos cubanos y venezolanos, etc., eso es muy previsible que ocurra; el hecho es que si las élites que llevaron a Petro al poder, no les conviene un baño de sangre, entonces terminará siendo Uribe la falsa solución; y en el caso que no sea Uribe, sino un Vargas Lleras o cualquier otro, incluyendo un militar, no se tiene pensado un país distinto que el que está en la olla y en la matrix.

La única posibilidad de salir de la matrix es pensando, y eso es lo que menos se está haciendo.

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